Marsupiales despiadados (El Pantano septiermbre 2004)

Con el correr del tiempo, se acentúan en nosotros las imborrables huellas del destino.No recuerdo, o talvez nunca pasó, que nos dejaron bajo la almohada el mapa de este enajenado laberinto del “porvenir”, ese en el cual no hay desorientación, el camino es expedito, y la palabra error está desterrada.
Sin embargo el camino es hacia nosotros, encontrarse es parte del enigma.
Los caminos hoy en día están mecanizados, dirigidos hacia el lugar equivocado, llenos de avisos e indicaciones que solo hipnotizan a la masa delirante y ansiosa de nuevos estímulos, consumismo, y en general basura con colores alucinantes…
La nobles garzas todavía vuelan sobre el frío y polvoriento camino del “todavía” ser humano.Vuela, a veces siendo agredida, otras veces ignorada, pero jamás siendo contemplada.¡Cuanta vida olvidada!, ¡Que ciegos están!, se están acostumbrando a los golpes del soldado de la muerte, hijo de la máquina silenciosa fabricadora de falsos sentimientos y equivocado espíritu.Su veneno anestesio sus sentidos y caminan todos juntos, por el camino de rosas de plástico.¡Pobres!, ya no hay reacción…¡Miren,se acabó su voluntad!…¡¡¡Ayuda!!!(Ruidos de la turba).
La perfección es discernir, es contemplar, la perfección no es la forma de las cosas es su mensaje, su constitución.El caballo de plata nos lleva por diversos parajes; jardines llenos de vida y hermoso respirar, pantanos de intriga y vanalidad, oscuros inviernos de depresión, quien con sus gélidos brazos nos cobija y nos lanza a un abismo lleno de silencio y mortificación.
¡Cabalga!, sin mirar atrás, el camino es permanente.Olvida al agresor y fomenta tu unificación, solo de esta forma llegarás a ese hermoso valle, aquel que asesina tu desorientaciòn.

By Christian Gonzàlez Ortloff